domingo, 20 de diciembre de 2009
Un año de cuentitos más
jueves, 17 de diciembre de 2009
Voz celestial
En uno de sus tantos descuidos, Luisa ha perdido su voz. Y sin ella no podrá hacer lo que más le gusta: cantar. Sin rumbo ni pistas, Luisa ha emprendido una desordenada búsqueda haciendo recorridos sin resultado alguno. Absolutamente muda, despojada de su principal instrumento de vida, Luisa ha sido invadida por la pena moral. Mientras agoniza en silencio, se va tragando las lágrimas, pero increíblemente, como gotas mágicas, sus lloros entran a su alma reconstruyendo su voz de nuevo. Esta noche se presenta con un coro de querubines.
lunes, 14 de diciembre de 2009
Ipso facto
Desde muy niña, Omaida Kulaj descubrió la extraordinaria habilidad que poseía. Si quería algo, sólo debía cerrar sus ojos, desearlo con mucha fuerza y cuando los abría, aquello que pensaba aparecía como por efecto mágico. Quería un postre de limón y surgía de la nada. Deseaba un coche de lujo y lo tenía al instante. Anhelaba una casa de colina con puertas de plata y la obtenía inmediatamente. Todo lo que deseaba se hacía tangible con el poder de sus pensamientos y muy pronto descubrió que su don era capaz de trasgredir los terrenos materiales. Entonces empezó a ansiar amor, esperanza, tranquilidad. Y lo tuvo todo. Un día, inevitablemente, pensó en la muerte.
jueves, 10 de diciembre de 2009
Los manuscritos del caos
Hace unos días viajé a Barcelona. Mientras caminaba por Plaza Cataluña, encontré unos manuscritos arrojados en el suelo. Cuando los recogí, empecé a leerlos sin poder detenerme. En ellos se narraban las aventuras de un personaje que viajaba a Barcelona. Mientras caminaba por Plaza Cataluña, encontraba unos manuscritos arrojados en el suelo. Cuando los recogía, empezaba a leerlos sin poder detenerse.
lunes, 7 de diciembre de 2009
Carne
—¡Kalij! —gritó la madre—. ¡Te he dicho mil veces que no te metas porquerías en la boca!
El niño, obediente, retiró el lomo de res de su plato y se sirvió un trozo de muslo humano.
El niño, obediente, retiró el lomo de res de su plato y se sirvió un trozo de muslo humano.
jueves, 3 de diciembre de 2009
Señales de humo
Cuando Maggie Mae exhala una bocanada de su cigarro, las volutas de humo forman figuras extraordinarias. No se trata de las típicas imágenes que realiza un fumador promedio, sino de unas siluetas que, aparte de alcanzar una altísima perfección estética, predicen el futuro. El vaho ha profetizado viajes, matrimonios y oportunidades laborales. Y todo, sin excepción, con una precisión absoluta. Días atrás, sin embargo, una figura llenó a Maggie de pavor. Se trataba de un hombre que sostenía una daga dispuesto a asesinarla. Antes de ver cómo seguía, esparció el humo y desvaneció el dibujo. Desde ese momento, ha dejado de fumar. No propiamente por una advertencia médica, sino porque teme conocer el desenlace de su vaticinio.
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